dijous, 11 de febrer del 2010
Quince años
QUINCE AÑOS de LUIS ESPAÑOL
-Ya tengo quince años madre,
y esta cazadora vieja
pa los domingos no hace
que apice una cosa fea,
que está rota de por dentro
y apedazá de por fuera.
Al chico de la Milagros,
le han comprao una chaqueta
pa ir los domingos al baile…
¡Es preciosa! ¡Si la vieras!
Paice igual que un señorito
de esos que vienen pa fiestas.
¡Quiero una chaqueta, madre!
bueno, madre, yo quisiera,
si tu pudieras mercarla
una igual, igual que aquella
para vestir domingos.
Pa bailar con la Miguela
que no me quiere bailar
porque no llevo chaqueta.
El hijo de la Milagros
si que pué bailar con ella
y a mí me da mucha rabia
verles juntos toas las fiestas-.
-Hijo mío, lo que pides
vale muchas, muchas perras
y nosotros no ganamos pa
vestir de cosas nuevas.
Que no diera yo, mi vida,
pa poder comprarte prendas
y que estuvieras más guapo
que tos los que hay en la aldea
y te bailara una moza
más guapa que la Miguela.
Pero no podemos hijo
que no tenemos hacienda-.
El chico se queda triste
y la mujer piensa y piensa
si con aquellos ahorrillos
que guarda allá, en la alacena,
el pequeñito rinconcito
que guarda por si ocurriera
alguno de aquellos males
que vienen y no se esperan,
podrá comprarle al chiquillo
la prenda que tanto anhela.
Pero piensa que doblando
su cotidiana tarea,
podrá otra vez recogerles
y hará feliz al chavea.
Y lo coge de la mano y se lo
lleva a la tienda
y el chico salta de gozo
porque va a tener chaqueta.
Duró poco la alegría
aquel dinero no llega,
no llega ni a la mitad
de lo que vale la prenda.
Las lágrimas en los ojos
de la mujer dejan huellas.
El chiquito de las traga,
es un hombre y la consuela.
-No te apures, ya otro día
mercaremos esa prenda,
sabes, con ese dinero
compra la manta pequeña,
que Toñete tiene frío
cuando de noche se acuesta.
¡Cómprale la manta, madre!
¡es tan pequeño el chavea!
Yo ya soy grande, ¿comprendes?
Llevo quince años a cuestas.
¡Abrígale al pequeñuelo
que pa eso sí que te llega!-.
-Costo mochos sacrificios
recoger estas pesetas
pa que pudiera comprarte
tu americana de fiestas.-
-No importa, madre, no importa,
compra la manta pequeña.
Si la Miguela no baila
otra bailará por ella.
Yo ya soy un hombre, sabes
soy un hombre de una pieza,
yo voy bien con cazadora
¡pa que quiero una chaqueta!-
-Ya tengo quince años madre,
y esta cazadora vieja
pa los domingos no hace
que apice una cosa fea,
que está rota de por dentro
y apedazá de por fuera.
Al chico de la Milagros,
le han comprao una chaqueta
pa ir los domingos al baile…
¡Es preciosa! ¡Si la vieras!
Paice igual que un señorito
de esos que vienen pa fiestas.
¡Quiero una chaqueta, madre!
bueno, madre, yo quisiera,
si tu pudieras mercarla
una igual, igual que aquella
para vestir domingos.
Pa bailar con la Miguela
que no me quiere bailar
porque no llevo chaqueta.
El hijo de la Milagros
si que pué bailar con ella
y a mí me da mucha rabia
verles juntos toas las fiestas-.
-Hijo mío, lo que pides
vale muchas, muchas perras
y nosotros no ganamos pa
vestir de cosas nuevas.
Que no diera yo, mi vida,
pa poder comprarte prendas
y que estuvieras más guapo
que tos los que hay en la aldea
y te bailara una moza
más guapa que la Miguela.
Pero no podemos hijo
que no tenemos hacienda-.
El chico se queda triste
y la mujer piensa y piensa
si con aquellos ahorrillos
que guarda allá, en la alacena,
el pequeñito rinconcito
que guarda por si ocurriera
alguno de aquellos males
que vienen y no se esperan,
podrá comprarle al chiquillo
la prenda que tanto anhela.
Pero piensa que doblando
su cotidiana tarea,
podrá otra vez recogerles
y hará feliz al chavea.
Y lo coge de la mano y se lo
lleva a la tienda
y el chico salta de gozo
porque va a tener chaqueta.
Duró poco la alegría
aquel dinero no llega,
no llega ni a la mitad
de lo que vale la prenda.
Las lágrimas en los ojos
de la mujer dejan huellas.
El chiquito de las traga,
es un hombre y la consuela.
-No te apures, ya otro día
mercaremos esa prenda,
sabes, con ese dinero
compra la manta pequeña,
que Toñete tiene frío
cuando de noche se acuesta.
¡Cómprale la manta, madre!
¡es tan pequeño el chavea!
Yo ya soy grande, ¿comprendes?
Llevo quince años a cuestas.
¡Abrígale al pequeñuelo
que pa eso sí que te llega!-.
-Costo mochos sacrificios
recoger estas pesetas
pa que pudiera comprarte
tu americana de fiestas.-
-No importa, madre, no importa,
compra la manta pequeña.
Si la Miguela no baila
otra bailará por ella.
Yo ya soy un hombre, sabes
soy un hombre de una pieza,
yo voy bien con cazadora
¡pa que quiero una chaqueta!-
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