Amb aquest bloc vull retre homenatge a Domingo Mulà, rapsode “per afició”, que ens ha delectat al llarg de molts anys, recitant poesies, però per davant de tot, per ser com és, una persona magnífica.

Crec que els homenatges cal fer-los en vida, hem de saber agrair a la gent que ens fa feliç i donar-los-hi les gràcies cada dia, si cal. M’ha semblat una manera d’expressar el meu agraïment, per l’esforç, si , aquest que diu que ha fet amb tantes ganes, però que a la fi, ha estat un treball de molts anys. M’agradaria que tanta feina no fos per res, vull que tot el món, conegui al nostre estimat Domingo, i dic nostre, perquè, els que el coneixem, cadascú a la seva manera, se l’ha fet una mica seu. Les seves poesies han colpit als nostres cors i ens ha fet gaudir de tants moments feliços, que qualsevol regal és poc per tornar-li el què ens ha donat.

Ara, aquí i en qualsevol lloc, podrem escoltar aquestes poesies que recita amb tanta passió.

Gràcies Domingo, un cop més.

Sincerament,

Anna

divendres, 29 de gener del 2010

¡Un duro al año!

¡UN DURO AL AÑO! de EUSEBIO BLASCO SOLER



I
Monte arriba, cara al viento,
buscando reposo y calma,
íbame yo muy contento,
dándole descanso al alma,

y cuando a lo alto llegué,
y al dar la vuelta a la cima,
un rebaño me encontré
que se me venía encima.

Avanzaban las ovejas
marchando al paso tranquilas,
y pasaban las parejas
al sonar de las esquilas:

y a los últimos reflejos
de los rayos vespertinos
las vi perderse a lo lejos
por los ásperos caminos.

Detrás de ellas, lentamente,
dando al aire una canción
y sacando indiferente
su mendrugo del zurrón,

venía un pastor, un niño,
un imberbe zagalejo,
que me inspiró ese cariño
que es tan súbito en un viejo.

- ¡Hola! ¿tú eres el pastor?
- Sí señor, ¿ y qué se ofrece?
- ¿Tienes padres?
- no señor.
- ¿Cuántos años tienes?
- Trece.
- ¿Y cuánto ganas, amigo?
- Un duro.
- ¿al día?
- ¡anda maño!
- ¿Un duro al mes?
- ¡que no, digo!
¡Un duro al año!

II
Le dejé que se marchara
y en el monte me senté,
y avergonzado, la cara
en las manos oculté.

Pasaron por mi memoria
templos, palacios y reyes,
los aplausos y las glorias,
los discursos y las leyes,

los millones del banquero,
las fiestas del potentado,
réditos del usurero,
ladrones en despoblado,

fortunas mal heredadas
en el tapete perdidas,
cortesanas celebradas
de ricas galas prendidas,

los que del lujo se ufanan,
tantas glorias, tanto daño...
y en tanto hay seres que ganan...
¡Un duro al año!

III
¡Un duro! ¡Oh Dios! ¡Cuántas veces
lo habré derrochado yo,
en miles de pequeñeces
que mi gusto me perdió!

en comer sin tener ganas,
en caprichos, en favores,
en vanidades humanas,
en guantes, coches y flores,

en un rato de placer,
en un libro sin valor,
en apostar, en beber,
en humo, en un buen olor...

Y ese duro que se olvida
en cuanto correr se deja,
era un año de la vida
de aquel niño que se aleja...

Y vi que somos peores
todos los seres humanos.
Unos, falsos soñadores;
otros, falsos puritanos

todos en el daño iguales
ante la llagas sociales
y hay seres que, en esa edad,
que ignora su propio engaño
deben a la humanidad...
¡Un duro al año!

IV
¡No! Mientras que el frío enero,
en una espantosa noche,
mi prójimo, por dinero,
me lleve a mi casa en coche;

mientras de la mina oscura
saque el carbón tanta gente,
pasando tanta amargura
para que yo me caliente;

mientras de la alegre fiesta
salga yo, que siento y creo,
y al pobre que me moleste
le mande airado a paseo;

y mientras derroche la moda,
y se gasten, grande o chico,
mil duros en una boda,
mil en entierros del rico,

y hasta el sol desigual sea
en dar al hombre sus rayos,
y hayan niños con librea
que me sirvan de lacayos

ni creo en leyes humanas
ni en el que las bombas tira...
¡Palabras! Palabras vanas.
¡Mentira, todo mentira!

No hay a las penas consuelos;
¡sufrir y siempre sufrir!
¡El Cristo se fue a los cielos,
pero volverá a venir!

y ha de subir a mil codos
más alto el nuevo diluvio;
en él moriremos todos
y más alto que el Vesubio

nos ha de ver impasible
ese niño, ese pastor,
ya convertido en terrible
ángel exterminador,

y entre torrentes de lava
gritará en su alto escaño:
—¡Yo soy aquel que ganaba
un duro al año!

V
Así a mis solas decía,
solo, en la cumbre del monte,
mientras el sol se escondía
en el rojizo horizonte,

en la sombra se ocultaban
lentamente las aldeas,
y allá lejos humeaban
las fabriles chimeneas.

entre el ruido y movimiento
de las modernas ciudades,
resumen triste y cruento
de las necias vanidades...

Y allá, perdido en la plana,
y cantando, tras su rebaño,
iba aquel niño que gana
¡Un duro al año!

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada