Amb aquest bloc vull retre homenatge a Domingo Mulà, rapsode “per afició”, que ens ha delectat al llarg de molts anys, recitant poesies, però per davant de tot, per ser com és, una persona magnífica.

Crec que els homenatges cal fer-los en vida, hem de saber agrair a la gent que ens fa feliç i donar-los-hi les gràcies cada dia, si cal. M’ha semblat una manera d’expressar el meu agraïment, per l’esforç, si , aquest que diu que ha fet amb tantes ganes, però que a la fi, ha estat un treball de molts anys. M’agradaria que tanta feina no fos per res, vull que tot el món, conegui al nostre estimat Domingo, i dic nostre, perquè, els que el coneixem, cadascú a la seva manera, se l’ha fet una mica seu. Les seves poesies han colpit als nostres cors i ens ha fet gaudir de tants moments feliços, que qualsevol regal és poc per tornar-li el què ens ha donat.

Ara, aquí i en qualsevol lloc, podrem escoltar aquestes poesies que recita amb tanta passió.

Gràcies Domingo, un cop més.

Sincerament,

Anna

dijous, 4 de febrer del 2010

El Piyayo

EL PIYAYO de JOSÉ CARLOS DE LUNA (1890-1965)



¿ Tú conoces al Piyayo,
un viejecillo renegro, reseco y chicuelo;
la mirada de gallo pendenciero
y hocico de raposo tiñoso...,
que pide limosna por tangos
y maldice cantando fandangos
gangosos...?

¡A chufla lo toma la gente,
y a mí me da pena
y me causa un respeto imponente!
Ata a su cuerpo una guitarra,
que chilla como una corneja
y zumba como una chicharra
y tiene arrumacos de vieja pelleja.
Yo le he visto cantando,
babeando
de rabia y de vino
bailando
con saltos felinos,
tocando, a zarpazos,
los acordes de un viejo tangazo;
y el endeble Piyayo jadea,
y suda..., y renquea-

Y a sus contorsiones de ardilla,
hace son la sucia calderilla.
¡A chufla lo toma la gente!
A mi me da pena
y me causa un respeto imponente.
Es su extraño arte
su cepo y su cruz,
su vida y su luz,
su tabaco y su aguardientillo...,
y su pan y el de sus nietecillos;
"churumbeles" con greñas de alambre
y panzas de sapo,
que aúllan de hambre
tiritando bajo los harapos:
sin madre que lave su roña;
sin padre que "afane",
porque pena una muerte en Santoña;
sin más sombra que la del abuelo...

¡Poca sombra, porque es tan chicuelo!
En El Altozano
tiene el cuchitril
-¡a las vigas alcanza la mano! -,
y por lumbre y por luz un candil.
Vacía sus alforjas
- que son sus bolsillos -.
Bostezando, los siete chiquillos
se agrupan riendo.
y, entre carantoñas, les va repartiendo
pan y pescao frito
con la parsimonia de un antiguo rito:
-¡Chavales!
¡Pan de flor de harina!...
Mascarlo despasio,
mejó pan no se come en palasio.
¿Y este pescaito?, ¿ no es ná?
¡Sacao uno a uno der fondo der mar!
¡Gloria pura é!

Las espinas se comen también',
que tó es alimento...

Así..., despasito.

Muy remascaíto.
¡ No yores, Manuela!
Tú no pués, porque no tienes muelas
¡Es tan chiquitita,
mi niña bonita!...

Así despasito.
Muy remascaíto,
migaja a migaja - que dure -,
le van dando fin
a los cinco reales que costó el festín.
Luego, entre guiñapos, durmiendo,
muy apiñaditos, por matar el frío
la Virgen María contempla al "Piyayo"
riendo.
Y hay un ángel rubio que besa la frente
de cada gitano chiquito.
¡A chufla lo toma la gente!...

¡A mí me da pena
y me causa un respeto imponente!

(Del libro “La taberna de los 3 reyes”)

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